Dándolo todo en cada reflexión,
hasta la vida de mi corazón,
sintiendo azotar su interior
con los látigos de mi imaginación
los hay que azotan mi razón,
otros; extraños como la vida,
dejan mi conciencia aturdida.
Por no hablar de esos;
que me la dejan podrida.
Esa es mi lenta muerte,
cercándome en mi mente.
Por no decir en el frente
Celeste brillo...
que a nosotros nos acompaña
hasta el final de la batalla
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