jueves, 17 de septiembre de 2009

NUNCA CAEREMOS RENDIDOS

Si nunca has de llegar no me importa,
en mi comodidad me adormeceré.
No seré capaz de sentir la calle
y la veré alejarse volando.
Habilidad mal representada
la de la malllamada paloma.

Si así me veo últimamente,
como si nada se acercara a tocar la uva de mi cornea.
Otras estas cerca,
resoplando en mi espalda
cual último suspiro de sirena.
Miro y veo alejarse la lluvia,
esa que no cesa y me golpea los pulmones
cansados ya de este aleteo destructivo.
Y otra vez metido en las prisiones de mi mente.

Busco esa luz que abre las puertas de cemento.

Mientras, la energía que construyó sus muros
nunca dormirá hasta ver alcanzar su sueño,
ese sueño por el que luchó.
Si no hoy sera mañana, como fue ayer,
pero sabrá hacer de la vida un sueño.

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